El Olimpo Radical
Entre 1863 y 1885, los liberales
asumieron una postura ideológica más radical, crearon una nueva constitución
que se conoce como la Constitución de Rionegro, otorgaron las libertades de
pensamiento, imprenta y palabra, abolieron la pena de muerte y le quitaron
poder y tierras a la Iglesia católica. Debido a la implementación de estas
medidas, a este período se le conoce como el Olimpo Radical.
Hacia 1877, el radicalismo entró
en crisis por las continuas guerras civiles y porque el partido liberal, una
vez más, se dividió en dos bandos: los radicales, defensores de la Constitución
de Rionegro y los independientes o modera- dos, que eran cercanos a las ideas
conservadoras.
La Constitución de 1863
La Constitución de 1863, o Constitución de
Rionegro, se caracterizó por su tendencia federalista. Con ella, se otorga- ron
las libertades de expresión, de asociación, de enseñanza, de cultos y de organización;
se estableció la separación de la Iglesia y el Estado; se redujo el período
presidencial a dos años, y el país recibió el nombre de Estados Unidos de
Colombia. La carta constitucional también garantizó inviolabilidad de la vida
humana, lo que significaba que la pena de muerte se abolía en todos los casos.
Las libertades otorgadas por la
Constitución eran reflejo del ideal de los radicales, quienes eran encabezados
en ese momento por Tomás Cipriano de Mosquera. Este había iniciado sus reformas
expulsando a los jesuitas en 1861, lo que representaba un ataque directo contra
la ideología religiosa imperante en la sociedad. Sin embargo, por el lado
económico, los radicales fueron un poco menos atrevidos; el gobierno federal
continuó invirtiendo en la construcción de infraestructura de transportes.
Los Estados Unidos de Colombia
Tomás Cipriano de Mosquera llegó
a la presidencia por segunda vez, después de derrocar a Mariano Ospina
Rodríguez, en 1861. Fortaleció las medidas tomadas durante la década anterior y
promovió la redacción de la Constitución de 1863, que creaba los Estados Unidos
de Colombia, con- formados por una confederación de nueve estados soberanos:
Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y
Tolima. Es decir, los mismos Estados de la Constitución de 1858 más el recién
creado Estado del Tolima.
La implantación del federalismo
en los Estados Unidos de Colombia fue tal, que el gobierno central no podía
intervenir en los asuntos internos de cada Estado, ni aun en caso de guerra
civil. Además, los Estados tenían derecho a establecer sus propios sistemas
postales y algunos procedieron a emitir sus propias estampillas. Ante la falta
de control del poder central, tuvieron lugar numerosos conflictos y guerras entre
los Estados federados.
Durante esta época, el modelo
económico del librecambio permitió el crecimiento de las exportaciones de
tabaco y quina.
Al abrirse el comercio vinculado
con el mercado externo se abrieron nuevos caminos, se inició la construcción de
ferro- carriles y se fundaron bancos y casas mercantiles.
Algunas consecuencias de la
revolución radical
La devolución de funciones
gubernamentales a los Estados significó la ratificación de la desigualdad
económica entre regiones ya que, de todas formas, el Estado central controlaba
una de las fuentes de ingreso más importantes: las aduanas. Sin embargo, aunque
se profesaba el librecambio existía, de manera paralela, algún grado de proteccionismo.
Las reformas económicas afectaron
de manera directa a los grupos de artesanos quienes veían el proteccionismo
como una necesidad. Sin embargo, el auge de las exportaciones de productos como
café, tabaco, quina, añil y oro dieron un sustento económico al naciente
capitalismo. Por otro lado, las prerrogativas de los Estados y la dedicación de
la economía a actividades comerciales, favorecieron la creación de bancos
privados y la emisión de diferentes monedas. La fundación del Banco de Bogotá,
en 1870, es un ejemplo.
Los radicales mostraron mucho
interés por la educación. En 1867, se fundó la Universidad Nacional de Colombia
y, en 1870, se estableció la educación primaria gratuita y obligatoria.
Colonizaciones en el siglo XIX
A principios del siglo XIX, las
tierras baldías ocupaban un 75% del territorio colombiano. Gran parte de la
población vivía en la región andina y las llanuras del Caribe. Esta situación
cambió a lo largo del siglo XIX, especialmente entre 1850 y 1890, período en el
que grandes flujos de población ocuparon tierras baldías con el propósito de
colonizarlas y fundar nuevas poblaciones.
Causas de la colonización
A lo largo del siglo XIX, se
dieron en Colombia una serie de factores económicos, políticos y sociales que
impulsaron la colonización de tierras baldías.
Uno de estos factores fue la
inserción de Colombia en la economía mundial. La necesidad de encontrar pro-
ductos primarios para la exportación, como el añil y la quina, condujo al
gobierno a promover la colonización de tierras baldías, mediante la promulgación
de leyes. Además, el auge de productos cultivables para la exportación, como el
tabaco y el café, llevó a terratenientes y comerciantes a apropiarse de estas
tierras.
Otro factor que influyó en la
colonización lo constituyeron las guerras civiles. Muchas de las personas que
temían ser atacadas por sus enemigos políticos optaron por abandonar sus
lugares de origen y colonizar nuevos territorios. De ahí que se consolidaran
regiones completas adheridas a uno u otro partido político. Es decir, eran áreas
de reconocida tendencia liberal o conservadora.
Los pagos de la deuda pública con
tierras baldías, realizados por los distintos gobiernos, también influyeron en
la colonización. En su mayoría, estas tierras caían en manos de comerciantes y
terratenientes, que para explotarlas y obtener ganancias, financiaron
colonizaciones en ellas.
Finalmente, el creciente
conflicto entre terratenientes y campesinos, en las tierras fértiles de la
región andina, también impulsó el fenómeno de la colonización. Los colonos,
para evitar pagar las deudas contraídas con los terratenientes y ser
propietarios de una parcela, recurrieron a la ocupación y colonización de
tierras baldías.
Así, las principales
colonizaciones fueron: la colonización antioqueña y la colonización de los
Llanos Orientales.
La colonización antioqueña
La colonización antioqueña fue un
proceso interno de migración que se originó desde Antioquia hacia las zonas
deshabitadas del occidente del país. Esta comprendió dos fases.
Primera fase. Abarcó desde 1770
hasta 1874. Se caracterizó por la movilización de pobladores para establecer
colonias, fundar pueblos y repartir tierras. En estas colonizaciones se
fundaron Sonsón en 1797, Abejorral en 1808 y Aguadas en 1814.
En esta fase se colonizaron tres
tipos de tierras. El primer tipo estaba conformado por tierras baldías
otorgadas por el Estado de Antioquia para que grupos de colonos las habitaran.
Mediante esta modalidad, fueron fundadas, en 1865, las ciudades de Valparaíso,
Jericó y Jardín.
El segundo tipo correspondía a
las tierras selváticas sobre las que existían títulos de propiedad coloniales y
en las que se presentaron enfrentamientos entre propietarios y colonos. En
ellas, se inició la colonización del Quindío y norte de Caldas.
El tercer tipo eran tierras
obtenidas por comerciantes y terratenientes, en las cuales organizaron
expediciones colonizadoras, vendiendo a colonos parte de sus tierras o
convirtiéndolos en arrendatarios o aparceros.
Segunda fase. Comenzó en 1874,
con la promulgación de la ley 61 sobre la adjudicación de baldíos nacionales a
cultivadores y finalizó en la segunda década del siglo XX. Esta se caracterizó
por la adjudicación individual de tierras. En ella, se dio la mayor
concentración de pequeños propietarios del país, en relación con otras regiones
como Cauca, Cundinamarca y Santander.
La colonización de los Llanos Orientales
La colonización de los Llanos
Orientales comenzó en 1820, cuando el gobierno de la Gran Colombia impulsó a
los habitantes de la zona a ocupar tierras baldías y apoyó la llegada de
órdenes religiosas.
Para 1850, el gobierno colombiano
otorgó tierras a compañías y comerciantes, que se comprometían con la
construcción de caminos y la búsqueda de recursos naturales aptos para la
exportación. Sin embargo, las dificultades climáticas y topográficas llevaron
al fracaso esta empresa. Muchos de estos propietarios se dedicaron al cultivo
del cacao y la ganadería extensiva, entrando en confl icto con los colonos que
habitaban estas tierras desde la primera mitad del siglo XIX.
Economía a mediados del siglo XIX
Al finalizar la guerra de Independencia, las
élites triunfadoras tuvieron que transformar una economía colonial basada en la
extracción de metales preciosos para exportación, en una economía de producción
más amplia, tanto para consumo interno como externo. Así, a mediados de siglo,
las políticas económicas se encaminaron hacia la producción agrícola para
exportación y fueron el sustento económico del llamado Olimpo Radical.
Algunas medidas La eliminación de
los resguardos indígenas y la desamortización de los bienes de manos muertas
permitieron la circulación de la tierra para incentivar la agricultura. La
división de las tierras en parcelas, vendidas a bajos precios, favoreció la
concentración de la propiedad en pocas personas. Además, la población esclava
liberada y las familias indígenas se vieron obligadas a emplearse como peones y
sirvientes en las haciendas y como trabajadores agrícolas asalariados, es
decir, que devengaban un pago por su labor.
Adicional a lo anterior, el
Estado suprimió los estancos o impuestos a la venta libre del tabaco. Con ello,
este cultivo se convirtió en el principal producto para los mercados
internacionales. Sin embargo, con la pérdida del estanco del tabaco, el Estado
perdió su mayor fuente de ingresos y recurrió al impuesto sobre otros productos
de exportación y a la solicitud de préstamos a las casas fi nancieras
extranjeras, especialmente a las inglesas, para aliviar la situación de las fi
nanzas públicas.
El comercio exterior y la
economía nacional
En esta clase de sistema económico basado en
lo agrícola, la producción estaba regida por los auges y depresiones de los
precios en los mercados internacionales. Cuando estos subían, la producción se
enfocaba hacia un producto en particular, como en el caso del tabaco, desde
1851 hasta 1858; cuando los precios bajaban, venía una crisis y los capitales
se desplazaban hacia otros productos o se compensaban las pérdidas con bajos
salarios.
El sistema de producción que
sustentaba la política del librecambio en el país fue, generalmente, la gran
hacienda y el latifundio aunque también existían pequeños productores. De esta
manera, encontramos a mediados del siglo XIX, grandes plantaciones de café en
Santander, Cundinamarca y Tolima; plantaciones de tabaco, en Ambalema; quina,
añil y cacao, en diversas regiones de la geografía nacional; a su vez,
encontramos una expansión ganadera que, además de producir carne para el
autoconsumo, generaba cueros para exportación. En las haciendas, el trabajo era
llevado a cabo por colonos, arrendatarios y aparceros, quienes estaban sujetos
a restricciones agrícolas, a pagar deudas por la adquisición de sus bienes de
consumo y a bajos salarios.
Principales productos de
exportación
La economía de nuestro país ha estado
sustentada en diversos productos como el
tabaco, el oro, el café, el algodón, el añil y la quina. Sin embargo, a finales
del siglo XIX, se consolidó un modelo agroexportador basado en un solo
producto: el café, modelo que perduró hasta el siglo XX.
El tabaco
Inició el proceso de vinculación del país a
los mercados internacionales en gran escala, desde 1851. Su producción se
caracterizó por sus auges, el más grande en 1870, y sus depresiones, hasta el
año 1875 cuando sufrió una caída definitiva, debido a la competencia de otros productores
como las colonias holandesas en Java.
El oro
Su producción fue muy importante
en las regiones de Cauca y Antioquia. Pero hacia los años cincuenta, el
descubrimiento de yacimientos de oro en California (EE.UU.) redujo
considerablemente su valor y, por ende, su exportación. A pesar de esto,
continuó siendo uno de los principales renglones de la economía exportadora
colombiana.
El café
También experimentó una
producción extendida para el comercio internacional, pero su real importancia
solo se dio hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX. Hacendados de
Santander y Cundinamarca comenzaron su producción y, hacia los años setenta del
siglo XIX, se extendió al Tolima y a la zona de colonización antioqueña.
El algodón
En un principio, este cultivo
solo cubría el mercado interno. Sin embargo, en los años sesenta y setenta del
siglo XIX tuvo un incremento en la producción destinada a la exportación,
pasando de más de cincuenta mil kilos, en 1858, a más de dos millones de kilos
al iniciar la década del setenta.
El añil
Se utilizó como colorante natural
para las telas y sus principales compradores fueron Inglaterra y Francia. Su
auge fue bastante corto, de 1870 a 1873, pues se inventaron colorantes
artificiales como el Azul de Prusia, lo que aumentó la competencia de los
productores nacionales y precipitó su caída.
La quina
Producto natural utilizado con fines
medicinales, era utilizada desde la época de la colonia. Pero solo a partir de
la segunda mitad del siglo XIX, cobró importancia para la exportación,
manteniendo una producción relativamente constante, con un gran auge durante la
década de los años setenta, para luego tener una fuerte caída a comienzos de
los años ochenta.
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